Los trips pueden estar en cualquier parte verde de la planta, siendo de mayor frecuencia en los racimos en la etapa de floración.
Se alimentan inicialmente en su etapa de larvas del contenido celular, que posteriormente ocasionará la muerte de las células, ocasionando decoloración de la zona en la que se realiza el daño.
Los adultos acuden a las flores de los racimos atraídos por la gran cantidad de polen, se alimentan del mismo y se aparean.
Las hembras realizan las puestas en el mismo lugar, aprovechando que los tejidos de la epidermis de las bayas son muy tiernos en ese momento.
Los daños en el racimo son por las puestas de la hembra y son los más importantes, los cuales causarán rajaduras en la piel del fruto. Estas puestas tanto en los raquis como en los pedúnculos producen puntos necrosados y en las bayas provocan aparición de un halo blanquecino. Con el paso del tiempo, esa zona suele rajarse y pudrirse, si las condiciones climáticas son favorables.
También ocasionan daños como ligeras deformaciones del grano, cambio irregular de color en el envero en variedades tintas, mala polinización.
Por lo que el momento de mayor sensibilidad del racimo va desde los racimos separados hasta donde la baya ya este de tamaño guisante.